miércoles, 15 de junio de 2011

Por Miguel Ángel Trinidad (*)

Conocí a Roberto Tito Bardini una noche de enero de 1985 en el enorme aeropuerto de la Ciudad de México. Nunca nos habíamos visto antes. Lo contacté con un llamado telefónico desesperado que le hice al verme inerme en esa megalópolis al arribar desde Buenos Aires, porque la persona que debía esperarme en la terminal aérea, no llegó.

Era mi primer viaje al exterior. Roberto, cuyo número de teléfono aún no recuerdo cómo conseguí, fue a buscarme y me hospedó en su departamento de la esquina de Eugenia y Coyoacán.

En su estudio, vi sus fotografías en selvas y montañas de América Central, el desierto del Sahara, el frente de guerra Irán-Irak, la ciudad de Beirut en ruinas. Me acordé de El Eternauta, del inolvidable Héctor G. Oesterheld. Yo estaba en la casa de un “repornauta”, un reportero-viajero de la vida y la historia.

Nos hicimos amigos a primera vista. Con un estilo comunicacional que denotaba aplomo pero ninguna formalidad, inquirió acerca de mi visita a México. Después, Miguel Bonasso, el yoruga Rubén Montedónico y él me organizaron una conferencia de prensa en el Club de Corresponsales Extranjeros.

México, enero de 1985. Conferencia de prensa en el Club de Corresponsales Extranjeros. De izquierda a derecha, Roberto Bardini, Rubén Montedónico, Eduardo Kragelund y Miguel Bonasso.

Luego contacté al ex guardiamarina Julio César Urien, quien también estaba de visita en México, y al ex capitán Gerónimo Cardozo, de la Fuerza Aérea de Uruguay. Con ellos iba a participar de un encuentro latinoamericano de militares democráticos; retirados forzosamente, claro está. Me quedé en el departamento de Roberto por espacio de dos semanas. 

 Nos volvimos ver tiempo después en Managua. Roberto trabajaba en la Agencia Nueva Nicaragua (ANN), y yo realizaba una visita junto a un contingente de militares retirados pertenecientes a una organización continental.


Managua, 1986.  Con Tito Bardini en la Agencia Nueva Nicaragua (ANN).

Volví a verlo en el verano de 1989, en Buenos Aires. Pasaron muchos años sin que lo viera. Siempre, y no sé por qué, asocié su imagen a la de Litto Nebia, en versión de periodista, claro está. Mucha agua pasó bajo el puente desde ese entonces hasta que, vueltas de la vida, luego de haberme expatriado voluntariamente en los 90 y estar en varios países, recalé en Honduras allá por 1999, y por esas casualidades supe de las andanzas de Tito en ese país y conocí a su hijo, Robertito, quien a veces me solía visitar en Tegucigalpa. En esas tierras algún remanyado escabiador catracho lo había bautizado: “Ronberto Bacardini”.

Luego intentó la Operación Retorno a Argentina (decisión tan difícil de tomar como lo es la Operación Partida); pero confirmó que nadie es profeta en su tierra, y emprendió, no la Segunda Partida, sino el Primer Retorno a su segunda patria: México.

Nos reencontramos en el 2001, nuevamente en el Distrito Federal después de 12 años sin vernos. Era el mismo de siempre. Fundó con seis amigas y amigos el Movimiento Bambú, que nació como ellos “políticamente incorrecto”.

Por nuevas vueltas de la vida, recalé en uno de los países más ignotos y peculiares de Nuestra América: Belice, la ex Honduras Británica. Y así supe por testimonios de su entonces Primer Ministro y el canciller, que el primer libro en castellano sobre la lucha por la independencia de Belice antes de desprenderse de Gran Bretaña, lo había escrito en 1977 un rioplatense... el Repornauta. Como una suerte de Corto Maltés nacional, Tito fue tal vez el primer argentino en esas tierras cuando aún era un territorio colonial de Su Majestad.

Se volvió a casar, actividad en la que tiene una maestría, un doctorado y un PHD. Tuvo dos hijos más, mexicanos. Es un buen tipo, inteligente, es un pedazo de historia de la Argentina que quiso ser Incorrecta. Volvió al terruño –esta vez impelido por su esposa mexicana–; Segundo Operativo Retorno a su primera patria dejando historias en la  segunda de adopción. 

Se animó a escribir un libro sobre Tacuara y también se animó a decir que perteneció esa organización de los 14 a los 18 años, la misma edad en que los pibes que nos heredara el menemato años atrás, parecían de 4 o de 8, no leían un libro ni de casualidad, andaban en patineta, escupían un vocabulario de 20 palabras donde la principal era “chabón y “boludo”. Así que por eso, me ufano de ser amigo de Roberto Tito Bardini.

 Con Roberto Bardini y Alejandro Pandra, en El Imparcial. Buenos Aires, junio de 2011.


(*) Miguel Ángel Trinidad, ex soldado combatiente en las Islas Malvinas, perteneció a la Compañía Comando del Regimiento de Infantería Mecanizado 3 Grl Belgrano con asiento en La Tablada, Provincia de Buenos Aires, y fue prisionero de guerra. Fue Secretario del Centro de Ex Soldados Combatientes en Malvinas de Capital Federal entre Octubre de 1982 hasta 1987.
Reside fuera de la Argentina desde inicio de los 90. Desde entonces trabaja en misiones de mantenimiento de paz  en Naciones Unidas y la OEA como Oficial de Protección en el proceso de  paz de Nicaragua y  Guatemala; en misiones de Observación Electoral en Paraguay, Venezuela, Nicaragua, Honduras y Bolivia, y como Jefe de Misión de la Organización Internacional para las Migraciones OIM/NNUU para Honduras y El Salvador; en el Sistema de Naciones Unidas y del PNUD de Honduras. Representante de la OEA en Bolivia, Jefe de Misión de la Oficina de la Secretaría General de la OEA en la Zona de Adyacencia Belice-Guatemala (zona de disputa territorial) y Venezuela.

domingo, 15 de mayo de 2011

Roberto Bardini

(Buenos Aires, Argentina, 1948), periodista, escritor y docente. Tiene formación en Sociología, Filosofía y Letras e Historia, aunque no se graduó en estas especialidades. Estudió en la Escuela Superior de Periodismo (actual Facultad de Periodismo y Ciencias de la Comunicación) de la Universidad Nacional de La Plata, pero no se tituló. Ha trabajado en diarios, revistas, agencias de noticias y radio. Residió en México de 1976 a 2008, con estadías como corresponsal en San José de Costa Rica, Belice, Tegucigalpa, Managua, Río de Janeiro, Tijuana y San Diego (California). Ha escrito trece libros de historia y periodismo de investigación. Dirige, junto con el escritor argenmex Rolo Diez, la colección Código Negro, dedicada al género policial-criminal.

Actividad profesional

En febrero de 1976, a su llegada a México, comenzó a publicar en la revista trimestral Cambio, dirigida por Julio Cortázar, Onelio Cardoso, Pedro Orgambide, Miguel Donoso Pareja, Juan Rulfo y Eraclio Zepeda. Ese año, ingresó al periódico El Día, donde hizo crítica de cine en la sección cultural. A partir de 1977 residió en varios países centroamericanos y en 1981 regresó a México, donde dirigió la sección internacional de El Día con intermitencias hasta 1991.

Entre 1977 y 1986, fue corresponsal de guerra para agencias de noticias, diarios y revistas: cubrió la insurrección sandinista en Nicaragua, la independencia de Belice, las luchas insurgentes en El Salvador, Guatemala y Colombia, la guerra Irán-Irak, el conflicto civil en Líbano y las guerrillas en el ex Sahara Español, al norte de África, experiencias que posteriormente adaptó en forma de libros.

A principios de 1980, en Honduras, reveló la presencia de "asesores" militares argentinos en la Fuerza Democrática Nicaragüense (FDN), organización contrarrevolucionaria antisandinista financiada por el gobierno de Ronald Reagan. En noviembre de ese año, un grupo paramilitar intentó capturarlo en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), donde trabajaba, y Bardini tuvo que huir del país. El resultado de aquellas investigaciones fue su trilogía Conexión en Tegucigalpa, Edén Pastora, un cero en la historia y Monjes, mercenarios & mercaderes.

Fue articulista en la edición mexicana de Le Monde Diplomatique en Español y la revista Siempre! Trabajó como editor en la Agencia Nueva Nicaragua (ANN), la Agencia Latinoamericana de Servicios Especiales de Información (Alasei) y la revista Cuadernos del Tercer Mundo, de Brasil. Colaboró con las agencias Salpress (de El Salvador) y Enfoprensa (de Guatemala). A partir de 1983 envió artículos y entrevistas a las publicaciones argentinas Humor Registrado, El Periodista de Buenos Aires y Página 12.

En febrero de 1985 denunció en el diario El Día la presencia en México del teniente coronel Pedro Alberto Durán Sáenz, ex jefe del centro de detención clandestino El Vesubio, quien había sido nombrado agregado militar en la embajada argentina por el gobierno de Raúl Alfonsín. Tras dos intentos de secuestro, Bardini se vio obligado a abandonar México por un año y regresó a Nicaragua. Durán Sáenz –que en agosto de 1985 sufrió un infarto durante una ceremonia del Ejército Mexicano– fue llamado a Buenos Aires y obligado a pasar a retiro.

En 1993 trabajó en la oficina de prensa de la Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina (Copppal). Luego de residir tres años en Brasil, donde fue editor de la publicación bilingüe (español-portugués) Mercosur, en 2000 viajó a San Diego (California) como corresponsal del diario mexicano La Jornada. De regreso a México se desempeñó como coordinador de operaciones internacionales de la Agencia Mexicana de Noticias (Notimex) en 2001, editor de la sección editorial del diario El Universal (2003), director del diario Milenio en el estado de Hidalgo (2004) y profesor en la Maestría de Periodismo Político en la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, la más antigua de México.

En 2008, tras residir 32 años fuera de Argentina, retornó a su país.

Libros publicados

* Belice, historia de una nación en movimiento, Editorial de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), Tegucigalpa, 1978, 207 páginas.

En 1977, por encargo del Comité para la Paz entre los Pueblos de Centroamérica, que dirigía en Costa Rica el doctor Fabio Castillo, dirigente político exiliado que posteriormente fue rector de la Universidad de El Salvador, Roberto Bardini viajó a Belice para conocer la situación del pequeño país centroamericano y caribeño, investigar el reclamo territorial de Guatemala y realizar entrevistas. El gobierno del entonces primer ministro George Price utilizó este libro como divulgación en la Organización de Naciones Unidas y otros organismos internacionales en su búsqueda de apoyos en favor de la independencia beliceña.
    
* El Frente Polisario y la lucha del pueblo saharaui, Central de Informaciones Periodísticas sobre Asia, África y América Latina (CIPAAAL), Tegucigalpa, 1979, 128 páginas.

El autor viajó al ex Sáhara Español con un equipo de la televisión de Canadá. Durante un mes estuvo en los campamentos de refugiados en la frontera con Argelia, recorrió con una patrulla del Frente Polisario los territorios liberados, cruzó la frontera sur de Marruecos, visitó campos de batalla, entrevistó a prisioneros del ejército marroquí y recogió testimonios de “hombres y mujeres saharauis que viven la historia y la escriben fusil a la espalda”.
    
* Conexión en Tegucigalpa, coedición de la Universidad Autónoma de Puebla (UAP) y editorial Mex-Sur, México, 1982, 90 páginas.

A principios de 1980, Roberto Bardini comenzó a investigar a los contras antisandinistas establecidos en el sur de Honduras y a sus contactos con el ejército. Se infiltró en las filas contrarrevolucionarias y en noviembre de ese año tuvo que huir del país, luego que un comando paramilitar lo fuera a buscar a su casa y a su trabajo en la Universidad de Honduras. Este libro es el primero de una trilogía integrada por Edén Pastora, un cero en la historia y Monjes, mercenarios y mercaderes.
    
* Edén Pastora, un cero en la historia, coedición de la Universidad Autónoma de Puebla (UAP) y Mex-Sur, México, 1984, 134 páginas.

En febrero de 1981, el comandante Tomás Borge, entonces ministro del Interior de Nicaragua, le preguntó públicamente a Pastora: “Decíme, hermano Edén, ¿por cuánto venderías vos tu carnet de sandinista?”. Pastora bajó la vista y no respondió. Un año y dos meses más tarde, el ex comandante Cero se unió a a las filas de la contrarrevolución dirigida y financiada por la Casa Blanca, el Departamento de Estado y la CIA. ¿Militante o aventurero? ¿Héroe o traidor? Para el autor, no caben dudas: “Pastora es -matemática y políticamente- un cero a la izquierda”. Su vida está plagada de inmadurez política y ambigüedad ideológica.
    
* Monjes, mercenarios & mercaderes, Editorial Mex-Sur, México, 1988, 180 páginas.

Este libro recorre el laberinto secreto del apoyo a los contras diseñado en Washington. Sus páginas describen la red encubierta que incluye a mercenarios norteamericanos, veteranos de Vietnam, agentes de la CIA, oficiales del ejército hondureño, anticomunistas cubanos, asesores militares argentinos, traficantes de drogas y vendedores de armas. En el prólogo, Miguel Bonasso escribe: “Es un libro que se lee con la misma avidez que una buena novela policíaca o de espionaje”.
    
* Operación Príncipe (en coautoría con Laura Restrepo y Miguel Bonasso), Editorial Planeta, México-Argentina, 1988, 141 páginas.

Un electrizante reportaje de investigación sobre el secuestro de un coronel del ejército chileno por parte del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) y su posterior liberación en Brasil. También describe detalles desconocidos sobre el atentado al general Augusto Pinochet en 1986, narrados por cinco milicianos que participaron de la emboscada.
    
* Moon, el imperio contraataca, Editorial Palabra, México, 1988, 60 páginas.
La secta Moon es una mafia financiero-teológica que constituye uno de los imperios económicos privados más poderosos del planeta. Posee más de cien compañías repartidas en todo el “mundo occidental”: hoteles, agencias de viaje, empresas pesqueras, fábricas de alimentos, industrias de armas, granjas, centros vacacionales, restaurantes, imprentas y publicaciones. En Estados Unidos controla cientos de escuelas de karate y tae kwon do. En 1975, el presupuesto de la CIA era diez veces inferior al de la secta. La historia de su fundador es una sucesión de actitudes paranoicas, obsesiones económicas, anticomunismo enfermizo, misticismo trasnochado y mitomanía religiosa que algún día deberá estudiar un grupo especializado de teólogos, sociólogos, psiquiatras y criminalistas.

* Tacuara, la pólvora y la sangre, Editorial Océano, Argentina-México, 2002, 254 páginas.

Todavía hoy, a comienzos del siglo XXI, cuando se menciona al movimiento juvenil que conmovió a Argentina en la década del 60, periodistas e intelectuales caen en el lugar común, la frase hecha, la reiteración de más de lo mismo: “grupo nazi” o “banda fascista”. Y como si se guiaran por las recomendaciones de un viejo manual de estilo, diarios y revistas utilizan las mismas superficiales etiquetas. De los 14 a los 18 años Bardini fue simpatizante del Movimiento Nacionalista Revolucionario Tacuara (MNRT). Después, como muchos de sus ex compañeros, tomó otro rumbo político. Tres décadas más tarde, se sumergió en archivos de la época, entrevistó a jefes y militantes de esa “organización maldita” que aún da mucho qué hablar y confrontó versiones. El resultado es un libro esclarecedor que destruye mitos y ofrece una visión diametralmente opuesta a la que se manejaba hasta la actualidad.

* El exilio de un muchacho peronista (en coautoría con Carlos Arbelos), Editorial Fabro, Buenos Aires, 2011, 288 páginas.

Escrito a cuatro manos, narra el destierro de un ex militante de Tacuara y uno de los fundadores del Peronismo de Base, quien viajó a España en 1974 huyendo de la Triple A.  Carlos Arbelos fue testigo de la Revolución de los Claveles en Portugal, asistió a la muerte deFrancisco Franco y administró el restaurant Cafetín de Buenos Aires, al que asistían el cantante Horacio Guarany, el poeta Juan Gelman, el ex gobernador Oscar Bidegain y el pintor Ricardo Carpani.

En Madrid conoció al empresario argentino de origen sirio Jorge Antonio, jugó al truco con Casildo Herrera, ex secretario general de la CGT y volvió a ver a su viejo amigo Envar el Kadri. También reencontró a un viejo camarada de militancia juvenil: Jorge Caffatti, que posteriormente fue capturado en Buenos Aires por un Grupo de Tareas de la Escuela de Mecánica de la Armada y soportó la tortura cantando tangos a los gritos. Pero nunca imaginó que terminaría preso, al borde de la deportación y acusado de participar del secuestro de Luchino Revelli-Beaumont, gerente general de la Fiat en Francia.

A veces con rabia, pero casi siempre con humor e ironía, Arbelos relata un breve destierro en Costa Rica, el retorno a España, su metamorfosis en paria rechazado por muchos exiliados argentinos, cómo se convirtió divulgador del arte flamenco y su decisión de residir definitivamente en Andalucía. Fue con sus amigos gitanos cuando redescubrió algo que  los golpes de la vida le habían hecho olvidar: que la libertad es el bien más preciado del hombre.
     
* Malvinas, una Causa de la Patria Grande (editor y coautor), Colección Observatorio Malvinas, Universidad Nacional de Lanús (UNLa), Buenos Aires, 2011, 236 páginas.

En septiembre de 2010 se desarrolló en la Universidad Nacional de Lanús (UNLa) el Primer Congreso Latinoamericano “Malvinas, una causa de la Patria Grande”, declarado de Interés Nacional por la Presidencia de la Nación. Asistieron al encuentro pensadores, diplomáticos, políticos, periodistas y sindicalistas de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, México, Paraguay, Uruguay y Venezuela, además de docentes de la UNLa y ex Veteranos de Guerra. Las páginas de este libro reflejan el sentir y el pensar que generó el congreso, a través de la publicación de todas las ponencias ofrecidas por los panelistas.

* Águilas y gallinas - Crónicas de la frontera México-Estados Unidos,  Editorial Punto de Encuentro, Buenos Aires, 2012, 450 páginas.

México y Estados Unidos comparten una frontera de 3.200 kilómetros, que es la más transitada, vigilada, militarizada y mortífera del mundo. Del lado estadounidense hay radares, cámaras de televisión, reflectores y telescopios de visión nocturna. Y está la Patrulla Fronteriza, una fuerza armada que generó su propia leyenda. Antes era un pequeño grupo de ex soldados y ex alguaciles que “montaban como mexicanos, se orientaban como indios, disparaban como pistoleros y peleaban como demonios”. Hoy poseen camionetas todoterreno, avionetas y helicópteros.

Pero nada logra frenar a una marea silenciosa, nocturna, desarmada y débil que noche a noche cruza el límite, atraviesa ríos, montañas y desiertos, y al amanecer se diluye anónimamente en las ciudades. La mayor parte viene de México. El resto, de América Central y del Sur. Son trabajadores migrantes en busca de un futuro. Son los pollos o espaldas mojadas. Los que trabajan como recolectores de cosecha, albañiles, plomeros, lavacopas, jardineros… Las que se emplean como niñeras, mucamas, costureras, ayudantes de cocina. Son los cien oficios o mil usos, que Estados Unidos necesita y rechaza, utiliza y discrimina.

Este libro narra la relación entre “vecinos distantes” que se remonta a la conquista del Lejano Oeste, la guerra contra los apaches, la Doctrina Monroe y el Destino Manifiesto, la fiebre del oro en California, la pérdida de territorios mexicanos… También describe un submundo polleros o coyotes, cantinas de Tijuana, traficantes de droga, pandillas juveniles de Los Ángeles y narcomariachis.

* Rebeldes en penumbras – Vidas ilustres de hombres olvidados, ignorados o condenados, Punto de Encuentro, Buenos Aires, agosto de 2013, 152 páginas.

En el prólogo, José Luis Muñoz Azpiri escribe:

“En la historia existen figuras que definen el carácter de una Nación: son los arquetipos, que inspiraron las letras de Kipling, London, Verne y Salgari. Hombres a los cuales el Destino solo les ofrecía dos opciones: sucumbir a la mediocridad, dejándose invadir y vencer por lo inferior, o proponerse una vida vertical, con su inevitable cuota de dolor y sacrificio, regida por un impulso nietzscheano de jugarlo todo a cara o cruz.

“Nuestra América no fue ajena al proceso de engendrar hombres míticos, desde los conquistadores a los libertadores, pero también están las olvidadas historias de quienes, amén de empuñar una espada, un crucifijo, un timón o un fusil, abrieron surcos en la historia. Por aquí desfilan algunos de ellos: David Jewett, Emiliano Zapata, Pancho Villa, Rafael de Nogales, Manuel Ugarte, Raúl Scalabrini Ortiz, Gregorio Selser, Roque Dalton, José de Jesús Martínez, Roberto Sosa… Una suerte de ángeles que sumergidos en las tinieblas de la historia oficial, jamás dejaron de irradiar luz.

“En momentos en que los destinos del mundo son más que nunca enigma, en que las contiendas actuales deforman violentamente las perspectivas del pasado, nada puede instruir tanto como un texto que muestre panorámicamente los paradigmas que empedraron la senda que, tras dos centurias de desencuentros, parecería que volvemos a transitar juntos. Con maestría en el manejo del relato, este libro es un verdadero llamado para quienes consideramos que la historia no ha terminado”.

* De patriotas, gurkas y militantes, Punto de Encuentro, Buenos Aires, febrero de 2014, 238 páginas.  

Son veintitrés artículos publicados en el blog Bambú Press entre 2001 y 2011, que en la mayoría de los casos fueron ampliados y actualizados para esta edición. En sus páginas se unen el pasado y el presente. Se describen personajes y situaciones con la intención de recordar que a partir de 1810 la historia de Argentina ha sido la historia del enfrentamiento de dos bandos: monárquicos e independentistas, unitarios y federales, conservadores y liberales, anglófilos y nacionalistas, peronistas y antiperonistas. Hoy se han instaurado nuevas dicotomías que reflejan esta añeja confrontación: democracia versus autoritarismo, oficialismo versus oposición, periodismo independiente versus prensa militante…

Aunque la historia nunca se repite como calco o fotocopia, a veces reitera como farsa lo que en el pasado fue tragedia. Hay hechos y figuras que parecen retornar al presente, como fantasmas reciclados o clones con defectos de fábrica. Son réplicas de viejos tiempos que conviene no olvidar. Por aquí desfilan Dorrego, Alzogaray, Florencio Varela, Rivera Indarte, Neustadt, Grondona, Morales Solá, Elisa Carrió, Darwin Passaponti, el general Valle, Vallese, Dardo Cabo, Alejandro Olmos, Joe Baxter… 

Enlaces externos

sábado, 14 de mayo de 2011

GALERÍA DE FOTOS

Benque Viejo del Carmen, frontera con Guatemala, 1977


Argel, 1980. Con Omar Mansur, embajador del Frente Polisario en Argelia


De Patrulla con el Frente Polisario, ex Sáhara Español, 1980

Valle de Buerat, Sur de Marruecos, 1980


Fuerte de Buerat, sur de Marruecos, 1980

Tuaregs, frontera con Mauritania, 1980

Cayo San Pedro, Belice, 1981


Cayo San Pedro, Belice, 1981

Bagdad, 1981
Bagdad, 1981

En las puertas de la antigua Babilonia, 1981

Irak, 1981
Puerta de Hierro, Madrid, 1981


Excursión de pesca ...

... con equipo para combatir mosquitos y tábanos